sábado, 3 de diciembre de 2011

De la intolerancia y esas cosas...

Aunque no creo que uno sea buen juez de unos mismo debo admitir que no me considero para nada intolerante, todo lo contrario.
Creo que desde chica he tenido que hacer frente a situaciones donde "había que aceptar a las personas diferentes y las cosas que eran distintas" así que me fui habituando de a poquito a eso...
Después, un poco más de grande, se me dio por viajar a lugares donde me podía encontrar con costumbres, ideas, personas muy distintas de lo que yo conocía...pero eso siempre me generó mucha curiosidad y para nada rechazo. 
Pero la intolerancia a la que me veo enfrentada hoy en día es otra. Es en cierta manera, o al menos eso creo, como producto de la edad...¡y eso que no soy tan vieja!...¡mejor ni imaginar lo que me espera en unos años!. 
es una intolerancia con dos frentes: el primero está relacionado con mi pareja. Después de varios años compartiendo la vida y estando juntos me he encontrado un día admitiendo que las "manias y los vicios" que va adquiriendo el otro los tolero ...¡porque siento que no me queda otra!. Pero he admitido que de tener que elegir nuevamente a mi pareja...¡hay muchas cosas que hoy no toleraría!. Son pequeños detalles, pero siento que con el paso del tiempo uno va "afianzando" su mundo, sus costumbres y rituales, y en ese proceso hay cosas del otro "que empiezan a molestar". Y eso me llevó a pensar si es fácil armar una pareja a partir de cierta edad, o mejor dicho, después de acostumbrarse a estar simplemente con uno.
Obviamente la realidad demuestra que muchísima gente hace y rehace parejas durante toda su vida, sin importar estos "detalles de la tolerancia" y de cuanto uno bancaría "pequeños vicios" del otro...¿pero es lo mismo que cuándo uno se involucra con alguien en un momento de la vida en que esas cosas no importan?. No sé, me queda la duda.
Me pregunto si hoy decido rehacer mi vida y tener una nueva pareja si sería tan indiferente como  hace unos años a estas cosas; o si será solamente uuna cuestión personal. Puede ser.


pero por otro lado esta misma situación se me planteó con otro tipo de amores: los amigos. Cuando en cierto momento de la vida decidimos partir y dejar lejos amigos y familia surgió la "necesidad" de hacer nuevos amigos, por ahí de una manera más abrupta y menos natural que cuando uno está en su "medio ambiente natural" y van surgiendo nuevos conocidos y potenciales amigos.
Y así fue que caí en la realidad de que uno a sus amigos de siempre les banca mil y una cosas (¡y viceversa, por supuesto!) pero a los nuevos amigos...¿quién tiene ganas de bancarle todos los mambos a alguien que recién conocés?...es como que los lazos que se crean son diferentes y si, siempre habrá gente con la que enseguida uno se identifica y está más abierto a que ocurra cualquier cosa del otro lado...pero mientras tanto, ¿cuántos otros posibles amigos quedan en el camino por pequeñas desventuras de la intolerancia?.
Creo que viendo las cosas desde este punto de vista hasta podría llegar a entender intolerancias más graves, aunque no las comparta...

1 comentario:

  1. Hola Juli! Gracias por tu lindo comentario en el el blog, me super emocionó! Hermosa Mei y tus hijas! Mi deseo para el año que viene va a ser ése: que Argentina y Japón queden más cerquita. ;)
    Este post de hace tiempo es tan real! Justo ahora estoy en una mezcla de sentimientos encontrados... la lejanía a veces ataca y moviliza lugarcitos raros, no? Me sentí super identificada y acompañada en eso, leyéndote. Bueno, espero leerte más seguido.
    Un beso grandote! Que tengas lindos días!

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